-He..  niño..  hee..  aquí...  aquí  abajo...
Pero dentro de unos instantes vió a una rosita muy bonita q le estaba hablando.
Y dijo :
-He niño, me acaban de trasplantar a este jardín y ninguna otra flor quiere jugar conmigo. ¿ Quieres jugar tú con migo?
Y luego añadió:
-Esque me aburro mogollón.
Ross contestó:
Vale yo también me aburro porque los otros niños no juegan conmigo, pero... ¿como voy a jugar con tigo si eres una flor y no te mueves?
Loa dos se quedaron pensativos.
Pero en seguida se le ocurrió una solución a la rosa :
-Solo se necesita la imaginación para jugar -dijo la rosa- no se necesitan las piernas.
Y así jugando a las adivinanzas, al veo veo y a otros juegos, se pasaron todo el día jugando.
Y fueron amigos para siempre.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por entrar en mi blog.